Opinión2

ABREVANDO

José Antonio Lavín Reyna

Zozobra.

Si los barcos zozobran, las almas cual más. Pero yo, en un día de suerte encontré el rumbo y pude volver a las páginas de mi adolescencia con la obra poética de un zacatecano inmortal: Ramón López Velarde.

Zozobra, publicado en 1919 es un poemario con un dejo de sabor a Jerez, Zacatecas y con la esencia de su infausto amor por Fuensanta, Josefa de los Ríos, cuya muerte dos años antes hace que el poeta inconsolable fuera a la deriva desde entonces...

"Fuensanta: ¿tú conoces el  mar? / Dicen que es menos grande y menos hondo que el pesar, / Yo no sé ni por qué quiero llorar / será tal vez por el pesar que escondo, / tal vez por mi infinita sed de amar".

Zozobrar.- Además de referirse al riesgo que corren las embarcaciones de naufragar por un violento mar picado, una incontenible tormenta y el furor del viento; tiene sobre todo un melancólico significado como aflicción, inquietud y congoja.

Todo parece indicar que proviene del catalán "sotsobre" con la que se expresa "la parte de encima", ya que "sots" significa abajo y "sobre", arriba. Pero más que su origen etimológico, zozobra vale por su sentido metafórico. Es una voltereta, un giro inesperado: La quilla queda arriba y la cubierta hacia abajo. Así nos pasa cuando la tristeza nos embarga.

¡Ay, dolor! ¡Ya me volviste a dar! Pues sí, qué le voy hacer, leo los nombramientos y movimientos de la próxima comuna y me ubico en los inicios de cada trienio. Y aunque ya llovió a cántaros y las aguas se secaron...volveremos  a naufragar. La zozobra me invade al ver que los que nos gobiernan, no se reinventan, al menos en nuestra querida y malograda ciudad, pese a que el actual presidente municipal, declaro que los que llegaran a ocupar un cargo en el cuerpo de gobierno del municipio, serían los que presentaran el mejor proyecto de trabajo, nada de esto ocurrió y llegan gente sin proyectos y algunos que ya fueron, y que tuvieron una pésima actuación, que nada aportaron al beneficio de la ciudad. No quiero ser adivino, pero vamos, directo a la zozobra, lo dejo al tiempo.

Tenemos de nueva cuenta un presidente acotado por su esposa, que quiere co-gobernar, alguien debería indicarle, que su única función, es la de presidir el Desarrollo Integral de la Familia, que su presencia en los actos políticos y de gobierno no tiene que estar con él, lo podría acompañar en los eventos sociales y de asistencia social, en los demás actos, deben estar  la comuna electa y ella no fue electa, sus oficinas NO deben estar en el Edificio Municipal –que no Palacio-. Poco le importan a nuestro flamante presidente municipal,  la y los ciudadanos, nos sigue teniendo sin agua, bueno, algunas áreas comerciales, tienen y para reventar.

¡Ay, dolor! ¡Ya me volviste a dar! Pues sí, qué le voy hacer, leo a López Velarde y me ubico en mis dieciocho. Y aunque ya llovió a cántaros y las aguas se secaron...vuelvo a naufragar.

Esto me sucedió porque navegando descubrí la Enciclopedia de la Literatura Mexicana, una nueva herramienta en Internet para los estudiosos de autores y de obras consagradas. Inténtelo y tome el curso que quiera en www.elem.mx Sor Juana Inés de la Cruz, Alfonso Reyes, Carlos Fuentes. Ellos y todos los grandes de la literatura mexicana están ahí de cuerpo entero, de frente y de perfil. Obra enciclopédica de servicio cultural lo mismo que de divulgación e investigación; tanto como de solaz esparcimiento.

Imagínese, Ramón López Velarde, uno de los más grandes poetas mexicanos muere apenas a los 33 años de edad. Y en su corta pero profunda madurez, a los 31 publica "Zozobra" que junto con "La sangre devota" contienen gran parte de su acervo poético.

A López Velarde la mayoría de los pocos que lo han leído lo recordarán por uno de sus últimos poemas "La suave patria" y harán bien... "Yo que sólo canté de la exquisita partitura del íntimo decoro / alzo hoy la voz a la mitad del foro... (y) diré con épica sordina: / La patria es impecable y diamantina".

Poema épico que aparece por primera vez en 1921 publicado en la revista "El Maestro" dirigida por José Vasconcelos y desde entonces no ha surgido (tal vez no surgirá) otro canto a la suave patria mexicana con la magnitud de la del bardo jerezano.

Si quiere conocer de forma intimista la vida y la obra de tan ilustre poeta, le recomiendo que lea "Ramón López Velarde, sus rostros desconocidos", de Guadalupe Appendini reeditado por el Gobierno de Zacatecas. Vecina de Aguascalientes, retrata con sensibilidad, afecto y tono provinciano a López Velarde. Ameno relato del que cito: En Biblos, librería de Francisco J. Gamoneda, (éste le contó a Guadalupe) Ramón era muy alto, usaba sombrero de ala ancha, paraguas o bastón; era un poco difícil con la gente que no conocía, no era fácil de entregarse, muy exigente para las amistades. Recuerdo que decía: «Les tengo horror a los tontos»... riesgo que amenaza... zozobra.

Algo más…

El negocio de la muerte.

Es la industria de la muerte, donde los ciudadanos no sólo enfrentan el dolor de la pérdida de un ser querido, sino también el robo del que son objeto por despiadados coyotes, sepultureros y el sobrevuelo de los buitres funerarios.

El viacrucis de estafa comienza desde el camillero  o enfermero de un hospital, porque es él quien le avisa a la funeraria sobre “un posible muertito”. Incluso, antes de que los familiares se enteren de su fallecimiento, como lo denuncian los familiares.

“De esos 200 ó 300 pesos que les da el de la funeraria por pasarles el tip del muertito, después viene el grave problema de que las mismas agencias utilizan un ataúd hasta siete veces, principalmente en el caso de las inhumaciones. Eso es un delito grave, dice la ley (de Salud, al menos la del DF) que éste se tiene que destruir”, denuncian los denunciantes.

El desfalco continúa con la venta de tumbas, que va de los 500 a los 32 mil pesos, siendo que el trámite en los panteones municipales, es de 354 pesos.

En este año 2012, la familia “X” vivió en carne propia la voracidad de los empleados de una funeraria, porque mientras un pariente aún estaba grave en su casa en la colonia Insurgentes,  éstos se aparecieron después de solicitar una ambulancia al servicio de emergencia.

“Ahí tienes a los buitres (de las funerarias), llegan al lugar donde están los familiares y no hay más: es el de la ambulancia”, recordó Salvador “X”, porque a los cinco minutos y detrás de los socorristas llegó un servicio de funeraria y después comenzaron a llamarle a su teléfono celular para la puja.

“Comenzaron en 20 mil; se bajaron a 15 mil y me quedé con el que me ofreció un servicio en 12 mil pesos por el ataúd, flores, funeraria y traslado de los familiares al panteón”, contó.

Pero en los panteones municipales se da otro negocio: el de los sepultureros, quienes abusan del dolor ajeno y cobran desde 500 a mil pesos por los trabajos de limpieza, mantenimiento y hasta por la construcción de lápidas que nunca hacen.

Ya tendremos tiempo para Tránsito y Reglamentos.

Lo esperamos en www.igualalaneta.com., visite nuestra página.