Opinión 1

ABREVANDO

José Antonio Lavín Reyna

“Ir por todas las canicas”

Se puede valorar la calidad de un régimen o gobierno, tomando como referente analógico, la inteligencia de sus metáforas para publicitar sus propias intenciones de poder. La imagen “literaria” –definitivamente no le llamo poética–, que da título a este breve mensaje, puede ajustarse con puntualidad al flujo de intereses que se avecina como avalancha en el retorno triunfalista, de lo que se llama como espectro institucional el “PRI”, y que sabemos implica una especie fantasmática de ambiciones, componendas, hábitos de corruptelas, mediocridad y uso de la obra de gobierno, con propósitos eternamente de resurrección y sobrevivencia electorera.

Generalmente, el “juego de las canicas”, es una venerable actividad lúdica y en proceso de extinción, por los nuevos reflejos digitales de la posmodernidad. Infantil, por supuesto, llenaba las ambiciones en la escuela primaria, en la cual se daban las confrontaciones entre los habilidosos que tiraban con la potencia del “huesito”, me refiero al dedo pulgar, –con perdón por la aclaración sobradamente inútil para la inteligencia de los sabios practicantes del juego– y aquellos que al tirar de “uñita”, no tenían la menor oportunidad de competir con los avezados que dominaban el pulgar desde el hueso. El objetivo, por supuesto, era “descanicar” –dejar sin instrumentos de juego al infortunado perdedor– para quedarse con todo el patrimonio “caniquil” del otro.

Ahora bien, preguntémonos por mero alarde retórico, ¿Qué piensa o a quién piensa, imagina, presiente, siente o algo parecido, quién hace divisa de acción política de esta expresión verbal, es decir, “ir por todas las canicas”? Muchas son las posibilidades de interpretación al respecto, dado que “las canicas” pueden sustantivar tanto a sujetos-objetos humanos como a territorios de poder, pueden mentalizar a grupos facciosos, individuos serviles, o bien, también a instituciones, monumentos culturales, obras de gobierno, lugares en la Historia y todo lo que se atraviese en el camino del diarreico y corrosivo apetito de poder “encanicado”.

Aquella mentalidad “encanicada”, en el fondo lo que pretende es la cancelación final del juego mismo. Quiere, no tanto gozar de las mieles del control del adversario sometido, sino más bien en su infantilismo incontenido, aniquilar, pulverizar al mencionado rival-enemigo, privándolo de los elementos básicos que le permiten “estar en el juego”. Siguiendo con la sucesión lógica del argumento metafórico, el voraz acumulador de canicas del otro –canicas por cierto de diverso tamaño, color y valor– análogamente sería en el plano significativo de la política, aquél que concibe la solución autoritaria, fascista, despótica, que tendría el horizonte del campo de exterminio ejecutado sobre el objeto de desprecio u odio. Sabemos que un juego que no tiene al menos dos competidores, es simplemente una especie de “solitario”, en el cual parece presentarse un regocijo autocontemplativo de espejo narcisístico, es decir, vanidad de manipulación de sí mismo, placer sin la presencia efectiva del “otro”, adolescencia por situación o por elección.

El PRI del renovado y “caniquil” juego, regresa con el ánimo de ser de manera definitiva el jugador dominante pero con la manifiesta tentación de convertirse en el juez del mismo; juez y parte para consagrar de manera categórica al Reich cimarrón mexicano que aguante, ahora sí, mil años en su manipuleo antojadizo del poder, en un país que vive constreñido a los muros mentales del patrimonialismo y la corrupción consustancial al culto a la personalidad.

En México, el supremo arte del juego consiste en siempre burlarlo, aún más, el juego se llama “Burla”, mecanismo llevado hasta el umbral de la genialidad, por todo un conjunto de jugadores que hacen de la ignorancia, virtud, y de la mafiosidad, la siempre renovada sabiduría de la “Maña”. Por lo pronto, en Guerrero ya se desató la fiebre de la canica, el encanicado se apresta con inescrupulosa suficiencia, a practicar el “tiro del huesito”, –la “uñita” clavada será con certeza también generosa– una vez más, con la salvedad original de combinar los dedos pulgar e índice, al ritmo simbólico del morir imperial romano y del ungir del “dedazo” mexicano: ya veremos a toda la pandilla, perdón familia priísta, peleándose las delegaciones federales para acomodarse en el “hueso”

Algo Más…

¿Quién se quedará en Iguala con todas las canicas?  Ya se acerca el inicio de un gobierno que, como se ve, pinta a otra foxilandia, con Marthita a la puerta. Se dice y rumora que la señora Ángeles se está acondicionando su oficina en el Edificio Municipal, cosa ilógica; no es su lugar, ni su función, aunque anduvo en campaña, el que ganó fue el partido y la planilla que representó su esposo, José Luis Abarca, debería entender que no es una empresa privada, donde las decisiones,  si es posible tomarlas juntos, ya que se refiere al patrimonio de la familia, por lo que, en un viso de inteligencia política debería mantener su oficina de atención a la población vulnerable, fuera del Edificio de gobierno, es lo sano y práctico.

Mal comenzamos cuando no sabemos quiénes presentaron plan de trabajo para ocupar una plaza o dirección de gobierno, de esta manera, estaríamos tranquilos que no terminara este gobierno que empieza, peor que el que termina.

Además el Alcalde entrante deberá considerar que tendrá encima de su gobierno, la pesada losa del pago de publicidad a la familia gobernante de la región -muertos están, políticamente hablando los figueroístas-  la que tiene en la mira, que uno de los suyos se apodere del trono municipal para el próximo periodo constitucional, por lo que de no llegar a acuerdos monetarios significantes, será una enorme piedra en su camino. Ojalá para beneficio de él y de los ciudadanos de Iguala, se regule la publicidad gubernamental por el Congreso de la Unión. 

Lo esperamos en www.igualalaneta.com., visite nuestra página.