Del balcón

Del balcón al sótano

Eduardo Albarrán Orozco

 

Se ha filtrado la versión de que Justino Carvajal Salgado encabeza las preferencias en la encuesta realizada por la empresa Covarrubias y asociados, la misma que hizo el sondeo para definir entre Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard Casaubón, la candidatura a la presidencia de la república.

Según esta versión, el lunes la empresa indicó que en Iguala el que va a la cabeza por varios puntos es Justino Carvajal Salgado. Es posible, Justino es muy conocido en Iguala y ha estado picando piedra durante varios años. Cuando fue candidato a la alcaldía de Iguala y compitió contra Juan Muñoz Caballero, perdió por pocos votos. Varios líderes perredistas votaron por el PRI para que no llegara Justino. Eso fue cierto.

La petición de Justino de que la dirigencia estatal dé a conocer públicamente los resultados de la encuesta es correcta y justa. Ayudará al PRD a mostrarse como un partido congruente con sus principios y respetuoso de la opinión pública, de la sociedad civil, que tanto pregonan sus dirigentes.

No difundir dichos resultados en un tiempo breve dejará sospecha de que los resultados fueron manipulados a favor de alguien y que no se respetó la opinión reflejada en las encuestas. Si eso sucede, entonces todos los sacrificios de hombres y mujeres, fueron en vano.

La próxima semana (falta confirmarlo), rendirá su informe el diputado federal Esteban Albarrán Mendoza. Ahí seguramente se van a dar a conocer las gestiones que éste ha hecho para Guerrero, para la zona norte y para Iguala.

Entre estas gestiones están la obtención de un recurso por 8 millones 600 mil pesos para el municipio de Iguala de la Independencia, para la ejecución de 14 obras en diferentes comunidades y colonias igualtecas, tales como la pavimentación con concreto hidráulico de las calles Ayutla, de la colonia Acatempan; Orquídeas, de la colonia Patria Nueva; Revolución, en la CNOP y la calle principal en la colonia Lirios, así como la calle Paraíso, en la comunidad de Tuxpan.

También se construirán 4 techados de las canchas de usos múltiples en las comunidades de Olea, Ceja Blanca, Paintla del Zapotal y Santa Teresa; además de otros 2 en las colonias Tamarindos e Infonavit y 3 más en la Secundaria “Antonio Caso”, la secundaria “Bandera Nacional” y la primaria “Revolución Mexicana”.

Del sótano

El sábado pasado Rubén Figueroa regañó a Eduardo Román, actual secretario municipal y uno de los que suspiran por la candidatura a la presidencia municipal de Iguala. Resulta que a los suspirantes del tricolor se les dijo que se aplicaría una encuesta, pero que ésta la pagarían ellos: Herón Delgado Castañeda, Nemesio Alvarez García, Eduardo Román Jaimes y Alejandro Valladares. Les tocaría como de a 35 mil pesos a cada uno. A la hora de la hora, ni Eduardo Román ni Nemesio Alvarez se presentaron a la reunión para ver lo de la encuesta.

Rubén Figueroa Alcocer supo eso y al término del acto en el salón “El Dorado”, le dijo (palabras más, palabras menos) “¿qué pasó contigo, ya no le vas a entrar? ¿Ya no vas por la presidencia?

Román se achicó y le respondió algo así: “sí Don Rubén. Yo voy a seguir apoyando a mi partido”.

Hay quienes están pidiendo que Silvia Romero Suárez sea destituida de la Secretaría de Educación Guerrero por el caso de los normalistas. Creo que señalarla como responsable de la muerte de los estudiantes es algo muy aventurado.

Si, como dicen algunos, “si ella los hubiera atendido no habrían marchado ni tomado la caseta, ni incendiado la bomba y no los habrían reprimido”.

El hubiera no existe. Lo cierto es que sí hubo pláticas con los dirigentes, que se les ayudó, que seguían pendientes más peticiones y que hubo disponibilidad de atenderlos, pero no a la hora ni lugar en que ellos quisieran.

Los normalistas quieren determinar las agendas, tan es así que no inician clases porque ahora exigen que les den clases profesores de la UAG.

Si por este detalle pierden el semestre o el año escolar van a decir que fue culpa del gobierno que no quiso violar los derechos de los trabajadores de la normal al permitir que profesores de la UAG jugaran un papel de esquiroles.