LECTURA POLÍTICA


Noé Mondragón Norato

La confabulación de los traidores
Todos tenían aspiraciones presidenciales. Se ofertaron como parte de un entramado ideológico orientado a ubicarse en la vertiente de la competencia natural contra el partido tricolor. Pugnaron por meterse a esa competencia electoral. Algunos llegaron, otro no. Pero al final y grotescamente, se asumieron como parte de ese partido, su proyecto y su candidato presidencial. Traicionaron todo: ideales, valores políticos, incipientes simpatías populares, cargos públicos labrados al amparo de sus partidos originales y hasta dignidad política. Es cuestión de ubicarlos para entender la dimensión de estos inéditos estercoleros políticos.
ENGORDAR CALDOS.- Hay cuando menos tres personajes políticos que decidieron dar un literal salto al vacío: 1.- El gobernador con licencia de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, optó por competir en la elección presidencial de 2018. El punto es que cuando ganó la elección en esa entidad, prometió quedarse los seis años al frente de dicha administración. Y no cumplió. Luego, el INE declinó registrarlo como candidato independiente, porque encontró 388 mil firmas falsas. Lo curioso es que rectificó después y decidió concederle la oportunidad de participar en la elección presidencial, cuando el candidato del PRI, José Antonio Meade, seguía arrumbado en el tercer lugar de las encuestas. ¿No es una señal oprobiosa del INE? Lo cierto es que, en esa vertiente, El Bronco no tardará mucho en declinarsu candidatura a favor de Meade. 2.- Del senador “independiente” Armando Ríos Piter, las historias de traición se cuentan en varias pistas: traicionó al PRI para irse al PAN con Florencio Salazar; hizo lo mismo en 2005 para brincar al PRD cuando Zeferino Torreblanca llegó al gobierno de la entidad. Logró la senaduría por ese partido y también lo traicionó cuando se declaró independiente. Tuvo miedo de ir a la elección de gobernador en 2015 –a pesar de llevar la delantera en todas las encuestas-, por cuando menos dos escenarios: planeaba renunciar al PRD. Y regresar a su cuna política, el PRI. Por eso se entiende que, a pesar de que el INE le detectó 900 mil firmas falsas, terminara también, registrándolo. Y su incongruencia y nula confiabilidad electoral –como en el caso de El Bronco-, se midió de una sola forma: firmó a tres periodistas un documento, en donde se comprometía a no declinar por nadie en su candidatura presidencial “independiente”. Pero al final terminó entregado lastimeramente, en los brazos del PRI y su candidato José Antonio Meade. Nada más falta que la última “independiente” se sume: Margarita Zavala Gómez del Campo. 3.- Desde el gobierno de Michoacán, el perredista Silvano Aureoles Conejo, también se declaró adherente del candidato presidencial del PRI. Mareado por el poder, evalúo que el mejor aspirante a la presidencia por México al Frente integrado por PAN-PRD-MC, no era el panista Ricardo Anaya Cortés, sino él mismo. Por eso, maduró su venganza política. Y esperó los tiempos para soltar la bomba. Lo hizo justamente, en la víspera del primer debate presidencial de ayer domingo, y cuando las encuestas no sacan a Meade del tercer lugar. El PRD ya está en proceso de expulsarlo de sus filas. Y Aureoles Conejo, encarna todos los vicios de la corrupción política: tráficos de influencias, nepotismos y peculados, En realidad, cayó en su hábitat político naturalCon sus tres “valiosas” adquisiciones no ganó Meade. Ni el PRI. Sino los intereses del poder, los acuerdos políticos inconfesables y la traición. Esa confabulación ya era visible desde lejos.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Condena y una investigación rápida –así como la que derivó en la detención de diez personas por la emboscada contra policías estatales en Zihuatanejo-, es lo que se demanda en el caso del allanamiento a las oficinas de la agencia de noticias Cuadratín en Acapulco. De otra forma, el gobierno de Héctor Astudillo, aplicará por enésima ocasión, una investigación selectiva. O enmudecida.