Abrevando

José Antonio Lavín Reyna

“Se puede engañar a parte del pueblo parte del tiempo. Pero no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo”: Abraham Lincoln

La Sociedad Civil Milleniums
En memoria de los seres humanos que perdieron la vida el pasado martes 19 de Septiembre de 2017 debido al terremoto que estremeció tierra mexicana... Descansen en paz.
Y sí, de manera macabra, 32 años y casi 6 horas después y el mismo día... se repitió la pesadilla. Ese día, a unas cuantas horas del espectáculo de ver las autoridades hacer un frío acto militar de honores a la Bandera, con el cual, desde 1986 se pretende honrar a los miles de muertos del sismo de 1985 y a dos horas en que a fuerza se obliga a la burocracia a realizar un simulacro de sismo, nuestra ciudad de Iguala, la ciudad hermana de Jojutla y otras cientos de poblaciones más, incluida la orgullosa y eterna Ciudad de México, la más vulnerable en términos de pérdidas humanas debido a los miles de edificios que la componen representando una trampa mortal para quienes los habitan, se volvió a estremecer desde sus entrañas.
Los 7.1 grados Richter con epicentro cercano eran suficiente para suponer la catástrofe de la cual, hoy, a tan solo unos días de haber sucedido, podemos advertir al menos tres conclusiones definitivas comparado con aquel lejano año de 1985:
1.- La irreparable pérdida de quienes fallecieron ayer como hoy... 2.- La mucho mejor capacidad de respuesta de quienes vivieron en carne propia el sismo en términos de organización, reacción y evacuación. 3.- La estupenda colaboración entre la sociedad civil (voluntarios y rescatistas como los principales héroes) y los gobiernos federal y capitalino para iniciar de inmediato las hasta ahora heroicas acciones de rescate de quienes aún con vida se encontraban sepultados entre los escombros.
En este contexto, más allá de que desafortunadamente sabemos que la cifra de muertos en la CDMX y el resto de los estados afectados aumentará, a la par de que de igual manera aún es temprano para cuantificar los multimillonarios estragos que la tragedia acarrea en sí misma con la consecuente necesidad de un plan emergente de reconstrucción, se empieza a vislumbrar una circunstancia sumamente interesante respecto al nuevo despertar de una sociedad civil, que, ya de por sí bien despierta para bien, pareciera catapultarnos para que esta nueva adversidad nos pueda servir de algo bueno en el sentido del mensaje inequívoco del mandato ciudadano respecto a la genuina exigencia de unos gobernados que a todas luces y en muchos sentidos estamos hartos de quienes pretenden seguirnos gobernando bajo un régimen caduco e inoperante.
Y es que para muestra un botón...
En muy pocas ocasiones habíamos contado con la oportunidad de exigirles  a los partidos, al mismo tiempo, la abrupta disminución de sus gastos de campaña y la de sus enormes privilegios.
Nació como la opinión de algún ciudadano pero en horas se ha convertido en la principal exigencia de amplias capas de la población, sobre todos las que no están tan afectadas directamente por la tragedia del 19 de septiembre y la derivada del sismo del siete del mismo mes.
¡Que le quiten los gastos de campaña a los partidos en la próxima elección! corrió como pólvora en las redes sociales.
La propuesta ciudadana nació del corazón, pero también de la razón, la de la ciudadanía.
De manera contundente y utilizando para bien la formidable plataforma de las redes sociales, se dio el mandato, que no petición, de millones de mexicanos en el sentido de hacer un llamado directo a los partidos políticos para que canalicen recursos de sus prerrogativas que abonen a solventar crisis nacional ante el desastre ocurrido.
Estamos cansados de tanto anuncio en radio y televisión, escribieron muchos, ajenos a que las modificaciones al marco legal de las elecciones en 2007-2008 que prohíben a los partidos –y a cualquier persona o ente– contratar propaganda política en radio y televisión.
La publicidad que nos atosiga en tiempos electorales es la que se obtiene del tiempo del Gobierno federal, destinado a los partidos y candidatos.
Pero esa se deriva de la exención de impuestos a la radio y TV. Los empresarios de estos medios obtuvieron que, para no pagar impuestos, les concedieran la posibilidad de “donar” el 12.5 por ciento de su tiempo al Estado.
Al respecto,  Luis Ernesto Derbez escribió en su cuenta de Facebook: “¿‘Donar’ dinero de partidos a reconstrucción?  Pongámoslo claro: No se trata de una ‘donación’ de partidos, no es un ‘regalo’, ni una ‘dádiva’; es una reasignación del presupuesto de partidos políticos para la reconstrucción. Es dinero de mexicanos para mexicanos. No es dinero de políticos, ni de partidos. Estoy de acuerdo en esta reasignación. Y voy más allá, hay que recortar gastos superficiales. Si es necesario, hagamos cambios de ley para reasignar presupuestos. El Congreso puede legislar en el tema, no hay pretextos para no usar ese dinero. Hagamos que el dinero de los ciudadanos funcione para ellos, como debe ser. Porque México es Primero”.
Algo Más…
Las cantidades que pueden ser retiradas a los partidos son importantes. Por supuesto, no llegarán a los siete mil millones de pesos reclamados en la petición de origen, pero aunque fuera ese 100 por ciento, el monto es infinitamente menor respecto de las cantidades requeridos para la reparación de los daños ocasionados.
Esa debe significar una preocupación social del mismo tamaño. Los estropicios en la infraestructura urbana: energía eléctrica, agua, colectores, calles, carreteras, edificios públicos como escuelas, hospitales, son todavía incuantificables en las entidades afectadas por el movimiento telúrico. Siete mil millones seguramente apenas representarán una aspirina.
Esos efectos sí serán nacionales junto con el sufrimiento emocional de la tragedia. Justo andamos en fechas de que los órganos legislativos estatales y nacionales reciban los llamados paquetes económicos 2018. El gobierno de la república ha empezado a discutir el propio con el Congreso de la Unión. En breve harán lo mismo los gobiernos locales en el interior del país.
Ahí se verá reflejada la dimensión real de los perjuicios con disminuciones a los presupuestos ordinarios para ser canalizados a las áreas destrozadas. El golpe sin duda será importante en múltiples rubros del llamado gasto social. No hay petróleo, no hay ingresos extraordinarios. La economía en descenso. Meramente simbólicos los 150 mil dólares donados por el Papa Francisco. La ayuda humanitaria apenas para mantener con vida a los sobrevivientes de Chiapas, Guerrero...Oaxaca.
Esa debiera ser la ocupación central de la clase gobernante para las siguientes semanas y meses. Cómo evitar que la desgracia en las zonas siniestradas profundice las carencias en el resto del país. No desaparecerá la realidad bajo el argumento de que no hay dinero.
Imposible pedir peras al olmo. Ni un terremoto como el ocurrido el 19 de septiembre de 1985 sacudió el cerebro amodorrado de la clase gobernante. Es igual de impensable que ocurra hoy el milagro de la creatividad e inteligencia para resolver la nueva grave dificultad que se viene encima.
Queda entonces la presión y la vigilancia ciudadana para que al menos se haga lo que se deba hacer con los recursos a la mano. Más corrupción, más negligencias, más burocracia aflojerada, zombie, carísima...no son “lujos” que deban ser consentidos. No más.
CCCXXXLVIII.- Germán Dehesa murió y Arturo Montiel jamás pisó la prisión por ratero.
Este día sólo comento la poca transparencia y opacidad del Ayuntamiento de Iguala, comienza desde la cabeza, desaparecieron el dinero de la Feria, siete meses y no pueden cuadrar las cifras. Pocas veces un gobierno municipal prepotente y solapador.
Hasta la vista.

PD. Hasta siempre amigo y compañeros del futbol, Norberto Solano “El Diablo”. Extrañaré tu grito diario. Descansa en paz.