Gavilán A la Vista
Guillermo
Mejía Pita
El sentir de la
población, respecto al actuar del alcalde de Iguala, Esteban Albarrán, en
cuanto se refiere al renglón de la obra pública, no es nada halagador.
Es respetable la
opinión de la ciudadanía cuando comentan “no ha hecho nada este presidente..”;
“Las calles están para llorar..”; “No se ha vista ninguna obra..” y mucho más.
Las críticas son
sanas y no mal intencionadas cuando se tiene certeza de lo que se comenta.
Porque señalar por señalar, es lo más fácil de hacer. Lo malo se maximiza;
mientras que lo bueno ¡no se ve por ningún lado!
La mayoría de
gobernantes se van por las obras de “deslumbrón”, aquellas que apantallan a
simple vista, pero que realmente sirven para muy poco, o casi nada.
Muy pocos
mandatarios se atreven a “enterrar” el presupuesto en obras que realmente valen
la pena, con tal de satisfacer las principales y más sentidas demandas de la
comunidad.
Este es el caso del
Alcalde de Iguala, Esteban Albarrán, quien preocupado por resolver la
problemática de la escasez de agua potable en los hogares, desde años atrás ha
buscado atraer recursos de la federación y del Estado, para hacer posible el
tan anhelado proyecto del Acuaférico, en el cual a la fecha se invierten 116
millones de pesos.
Actualmente se
ejecuta la tercera etapa de este proyecto ambicioso, y faltan dos etapas más.
Es por eso que las calles de la ciudad se ven “devastadas”, precisamente porque
se abren zanjas para renovar la tubería obsoleta de toda la ciudad.
Posiblemente, para
algunos esto signifique que “El Alcalde no ha hecho nada..”. Sin embargo, “No
hay más ciego que el que no quiere ver”.
Mi Recordatorio: “El
periodismo no se mendiga; se ejerce”.