Mujeres
de Iguala a merced de la violencia…
Un ‘elefante blanco’, la Procuraduría de la Mujer
En un minúsculo
cubículo de 2 x 3 metros y con muchas carencias la Delegación de la
Procuraduría de la Mujer atiende a mínima capacidad a las mujeres violentadas.
(Mario Rodríguez Jaimes).
Roberto A. Márquez Añorve
Contrario a las aseveraciones y declaraciones de autoridades
competentes del ámbito municipal y estatal, que refieren a las mujeres
violentadas como un sector importante de atender por ser pilares de las
familias, en Iguala son pocas las que tienen la fortuna de ser atendidas, y
menos aún de solucionar sus problemas consecuencias de las serias deficiencias que
presentan.
A la redacción de EDDLT han llegado recurrentes quejas en contra de la
Dirección Municipal de la Mujer, dependiente de la Delegación de la
Procuraduría de la Mujer Región Norte y de la defensoría de oficio que
refieren que en el ámbito municipal las canalizan a la dependencia estatal, de
la estatal las mandan a la defensoría de oficio, en donde se quejan de que las
manden cuando es competencia de las dos primeras instancias atenderlas,
logrando con esto inhibir denuncias por parte de muchas féminas que de por sí
les cuesta trabajo tomar esta difícil situación.
Por tal razón, EDDLT se dio la tarea de investigar, comprobando que en
la Dirección Municipal de la Mujer a cargo de Margarita Núñez Gómez, hay
psicóloga que también está comisionada en la dependencia estatal,
pero no cuenta con abogados que asesoren, orienten y/o lleven la defensa de las
féminas violentadas, abandonadas o que exigen pensión alimenticia. Se informó
que la funcionaria municipal tiene rato gestionando la asignación de abogados,
aun sin respuesta positiva. En tanto, son canalizadas a la instancia
estatal.
En contra parte, en La Delegación de la Procuraduría de la Mujer Región
Norte a cargo de Elizabeth Avila López hay siete personas: una delegada, una
secretaria, dos abogadas, la psicóloga y dos personas más comisionadas del
municipio, pero no cuentan con materiales, equipo de cómputo y papelería,
porque lo que tenían se los recogieron con el cambio de gobierno estatal desde
noviembre del 2015, y hasta la fecha no les han asignado nada. Además de que
todas ellas trabajan en un diminuto cubículo de 2 x 3 metros.
Por esta situación, cada que llega una de las más de quince
denunciantes diarias se tienen que salir la mayoría de las empleadas de las
oficinas, siendo canalizarlas a defensoría de oficio y, en el mejor de los
casos, se trasladan a un ciber en donde las afectadas tienen que pagar tiempo e
impresión.
Por todo lo anterior, y a pesar de la ausencia constante de la titular
de la dependencia estatal, de quien justifican anda en otros municipios
atendiendo asuntos de la mujer, se llegó a la conclusión de que es un mínimo
porcentaje de mujeres violentadas la que recibe atención y solución por parte
de estas dependencias. El resto, que es mayoría, simplemente están desprotegidas
por este gran “Elefante blanco” llamado “Procuraduría de la Mujer”.