Noé Mondragón Norato
C-4 y C-5: vigilancia inservible
El
video causó sorpresa. Despertó el morbo y la duda. Porque
nunca antes se había ventilado tan ruidosamente en los medios de comunicación,
el asunto del involucramiento de la Policía Municipal
Preventiva de Chilpancingo, en tareas de “levantamiento” de
personas. La secuencia de imágenes exhibidas en el noticiero En Punto de
Denisse Marker, la noche del jueves 18 de enero pasado, mostraba
a los gendarmes en plena faena delictiva. El referente era inesquivable: desde
el 4 de enero, al menos 7 jóvenes desaparecieron en
la capital. Y se endosó estas desapariciones a la Policía Preventiva. Tres días
después de la publicación de ese video atribuido a las cámaras del Centro de
Cómputo Control y Comando (C-4), el secretario de seguridad pública municipal,
Esteban Espinosa Montoya, presentó su renuncia. De ahí se lee
lo demás.
C-4 Y C-5: UTILIDAD POLÍTICA.- El lunes 9 de mayo de 2016, elementos
del Ejército mexicano tomaron el control de los C-4 en
Chilpancingo, Iguala y Acapulco. Su misión concreta era realizar labores
de vigilancia, en función de que autoridades de Seguridad Pública
Estatal, habían señalado en varias ocasiones, que esas oficinas estaban infiltradas y
desde ahí se daba información a los grupos del crimen
organizado. La secuencia de hechos es propia de falacias, simulaciones
y engañossistematizados: 1.- Hasta antes de tomarse esa
decisión, el C-4 era manejado por el Secretariado Ejecutivo del Consejo Estatal
de Seguridad Pública, a cargo en esa fecha, de Daniel Pano Cruz, del grupo
político del ex gobernador René Juárez Cisneros. En un comunicado emitido por
la Secretaría de Seguridad Pública, se justificaba la incursión del Ejército en
tareas de vigilancia: “Los C-4 están siendo transferidos a la Secretaría de
Seguridad Pública del Estado, organismo que en un plazo no mayor
de 6 meses deberá reclutar y capacitar personal con el
perfil adecuado que permita desempeñarse con mayor acierto en
estas áreas sumamente sensibles para la seguridad pública del Estado”. El
punto sin embargo, es que la violencia y la inseguridad, se
incrementaron drásticamente. No solo todo el 2016,sino que creció
en forma alarmante durante todo el 2017. De nada
sirvió que el Ejército vigilara a través de las cámaras del C-4. 2.- Un
año después –el 22 de mayo de 2017-, la Secretaría de la Defensa Nacional
(Sedena), devolvió a la Secretaría de Seguridad Pública
estatal, el control de los C-4. El vocero, Roberto Álvarez Heredia, asumió
que “ahora son atendidos por personal que tiene debidamente
aprobados sus exámenes de control y confianza”. Pero el crimen se tornó
imparable. Desde entonces, nada se supo de los resultados arrojados por
el C-4. Hasta que surgió el escándalo de los policías preventivos en
los inicios de este año. Y la renuncia de Esteban Espinoza Montoya. Lo cual
metió mucho ruido. ¿Por qué si el C-4 está bajo control de la juarezcisnerista, Nibia
Solis Peralta –esposa de Daniel Pano-, se utilizaron esas cámaras para exhibir
y motivar la renuncia a su cargo, de un
miembro de ese grupo político? ¿Se utiliza el C-4 más con fines
políticos que de verdadera vigilancia al delito? 3.- El
gobernador Héctor Astudillo, acaba de hacer un anuncio ruidoso en
materia de seguridad pública: la construcción en Acapulco, de un Centro de
Control, Comando, Comunicación y Cómputo (C-5). En acuerdo con
la Secretaría de Gobernación. Pero se olvidó meter a revisión y dar los
pormenores de la casi nula funcionalidad de los C-4. Y en
esta vertiente, los C-5 ya no serán confiables para el
ciudadano común. Por más tecnología de punta yruido
mediático con que se vendan.
HOJEADAS DE PÁGINAS…En el Congreso local, la Comisión de Gobierno quedó
acéfala, tras la licencia de la diputada tricolor, Flor Añorve Ocampo, quien
irá a la competencia por la alcaldía de Taxco. El relevo es un misterio. Pero
se filtra una terna de priístas: el añorvista Samuel Reséndiz
Peñaloza, el figueroísta, Cuauhtémoc Salgado Romero, y la astudillista,
Beatriz Alarcón Adame.