Abrevando

José Antonio Lavín Reyna

La simulación de los partidos políticos.
El pasado 7 de junio se conmemoró el Día de la Libertad de Expresión en México, aunque ya pasó casi una semana de la fecha,  la importancia de la misma y por lo que acontece no puede omitirse. Esta fecha fue instituida por el Presidente Miguel Alemán Valdés en 1951, a iniciativa de José García Valseca, en ese entonces dueño de varios diarios capitalinos y del interior del país, y sirvió en su momento para congraciar a los presidentes en turno con el gremio periodístico y viceversa. Habrá que hacer notar que la libertad de expresión y la libertad de prensa están consignadas en los artículos 6º y 7º de la Constitución mexicana, la cual refiere que el Estado salvaguardará estos derechos, actualmente considerados parte de los derechos universales del hombre.
Afortunadamente al paso de los años dicha ceremonia perdió su importancia hasta que el presidente Vicente Fox en el 2002, por iniciativa de varios periodistas, dio por finalizado este evento protocolario y se cambió al 3 de mayo, día en que la Organización de las Naciones Unidad celebra la libertad de prensa.
Sin embargo, más que celebrar, por lo menos en México, tiene que ver con la defensa de estos derechos, pues continuamente y en cada sexenio, el gremio periodístico ve obstaculizada su labor e incluso los periodistas que suelen tener posturas críticas con el gobierno al denunciar a políticos corruptos o publicar información relacionada con la delincuencia organizada, son perseguidos, golpeados e incluso asesinados.
En los Estados y Municipios con graves problemas de inseguridad y corrupción, las autoridades en turno, siguen organizando eventos, donde hacen regalos con dinero público a los que ejercen cierto tipo de periodismo,  asisten sin tener en su conciencia, las cifras de las muertes de sus compañeros periodistas, las cuales, según la organización Artículo 19 desde el 2000 han muerto en México 107 trabajadores de los medios de comunicación y son mínimos los casos en los cuales se encarcela a los culpables. Por otra parte, son las entidades federativas como Veracruz con 22 periodistas asesinados la que ocupa el primer lugar, seguida de Chihuahua y Tamaulipas con 12, Oaxaca con 12 y Guerrero con 10. En las demás entidades se han cometido por lo menos cinco asesinatos. En el periodo de Enrique Peña Nieto han muerto 34 periodistas y tan sólo en marzo fueron asesinados seis reporteros de diferentes medios y en distintas entidades, lo cual indica que la profesión de periodista se ha convertido en una actividad de alto riesgo.
Es difícil encontrar en Guerrero aquellos que ejerzan un periodismo valiente, audaz a más no poder y osado al publicar información que pudiera denunciar la corrupción de algún político o de quienes tenían relaciones con el narcotráfico.
Ser un periodista independiente representa un elevado grado de peligro, más aún cuando los dueños de los medios de comunicación son coaptados por el gobierno. Por ello, es difícil encontrar una postura honesta del periodista con sus lectores, donde le ofreciera a la sociedad su verdad de los hechos. ¿Usted qué opina?
Algo Más…
La cultura política en México se basa en la simulación. Sé que parece un juicio extremo, pero me temo que ayuda a comprender muchas de nuestras circunstancias actuales. Al igual que la desconfianza, que es otra de las características de nuestra cultura política, la simulación ofrece coartadas para que hagamos como que pese a todos los problemas, la vida pública mexicana avanza por los caminos de la democracia.
Todos los actores políticos cuestionan los procesos electorales, sobre todo en el rubro de topes de campaña. Se acusan mutuamente de haber recibido dinero al margen de lo asignado por el órgano electoral local.
Lo cierto es que todos sabemos que los topes de gastos de campaña se sobrepasan por mucho por la mayoría de los partidos. Con la limitación legal, sabemos que se incrementará el dinero que no se declara.
Lo que se hace durante las campañas es que gobernadores, alcaldes y funcionarios de toda índole aportan recursos para los candidatos de su partido. Este dinero llega en efectivo a las casas de campaña. Maletines llenos de billetes que sirven para pagar a asesores, encuestas, desplazamientos, etc. Dinero sin el cual sería imposible competir con posibilidades de triunfar en una contienda. Y ya no digamos lo que se gasta para la compra del voto.
La simulación está presente en dos de los ámbitos donde los partidos políticos apuestan a triunfar en las elecciones: selección de candidatos y política de alianzas. En el primer caso, la mayoría de los partidos políticos presumen de utilizar métodos democráticos para definir a sus abanderados (no digamos para nombrar a sus dirigencias). Se trata de ejercicios de simulación pues de antemano los delegados ya recibieron “línea” de por quién votar. No se trata de ejercicios donde participen todos los militantes, sino de un método indirecto basado en representantes o delegados nutridos de grupos y corrientes. Normalmente resultan candidatos afines a los gobernadores en turno
El pragmatismo político basado en la simulación ha generado un grave retroceso en la cultura política nacional. La brecha ciudadanos y clase política crece, mientras que el cinismo parece ser la actitud que se va imponiendo como característica de la vida pública nacional. Muy grave.
CCCXIX.- La simulación sigue en el ejercicio del poder. Tenemos el caso de los diputados de Morelos que exigen el pago para sus aviadores y de San Luis Potosí que cínicamente señalan como obtener dinero para obras y la manera de ocultar la no ejecución de las mismas, todo con un costo.

Caso de los regidores de Iguala que reciben prerrogativas fuera de contexto –salarios de $ 4000 a $5000 pesos mensuales para 5 ayudantes de cada uno, gasolina, pago de celulares, préstamos adelantados sin intereses- por eso aprueban en la penumbra de la cerrazón, o sea a puerta cerrada, el presupuesto de egresos para el año 2017, en que se autoriza se endeude  el municipio, porque el dinero destinado al rubro 1000 (pago de nómina) y 2000 (pago de servicios generales) se come el dinero del pueblo. Vaya con nuestros representantes populares.  Hasta la vista.