EFICAZ
CAPTURA CRIMINAL
Sólo mediante un
excelente trabajo de inteligencia e investigaciones de campo -mediante videos,
más testimonios de agraviados-, pudo ser posible la detención de cuatro sujetos
asaltantes criminales más un menor, implicados en el asesinato de dos
normalistas de Ayotzinapa, un maestro más un conductor del servicio público. Se
trató de un asalto a mano armada; no hubo ninguna ejecución planeada ex
profeso.
El perfil asesino de
los cuatro sujetos –Israel de 32 años, Carlos de 26, Ismael de 20 José Antonio
de 18, y un menor de edad, prófugo- denota claramente que el ataque perpetrado
contra los pasajeros de un vehículo del servicio público, forma parte de la
descomposición social de un segmento de la población. A esa pandilla no le
importaba la vida de sus víctimas, sólo el dinero y pertenencias de valor de lo
que atracaban.
Cuando se quiere, se
puede. La Fiscalía General del Estado de Guerrero a cargo de su titular Xavier
Olea Peláez, hizo acertado trabajo de investigación, apoyado por el aparato de
inteligencia estatal¸ bajo el mando del gobernador Héctor Astudillo Flores,
para lograr la detención de los cuatro sujetos identificados como autores
materiales de asaltos y asesinatos de sus víctimas. No pertenecían a ningún
cártel.
No fueron uno, ni
dos o tres los asaltos a tiendas, comercios o transeúntes, sino varios más; el
número de asesinados rebasó la media docena, más heridos, todos a balazos. La
pandilla de asaltantes provocó psicosis, zozobra, entre la población capitalina
por su alto perfil criminal.
Los cuatro
individuos, no se tentaban el corazón para disparar a sus víctimas; le dieran o
no dinero y pertenencias de valor; lo hacían para mostrar “valor”, pero a
la vez exhibían y aplicaban mucha crueldad y sadismo.
Luego de la
detención de los cuatro asaltantes-homicidas de normalistas de Ayotzinapa,
profesionistas y ciudadanos comunes, organizaciones no gubernamentales como
Tlachinollan y el abogado de Ayotzinapa, seguramente darán marcha atrás en sus
infundadas acusaciones, de que “fue el Estado el que mandó ejecutar a los dos
normalistas”. Nada de eso es cierto.
Se trató de un
asalto a un vehículo del servicio público, por parte de los ahora detenidos. No
hubo ninguna ejecución planeada. Lo mismo ejecutaba a profesionistas que a
ciudadanos comunes, al momento de perpetrar atracos a mano armada.
Además del
reconocimiento hacia la Fiscalía General del Estado, a cargo del abogado Xavier
Olea Peláez, también este se extiende hacia la Secretaría de Seguridad Pública
a cargo del general Pedro Almazán; el representante de la Sedena, Coronel
Bernardo Núñez; el de la Marina Capitán José Ángel Marroquín y el comisario de
la Policía Federal Rafael Lomelí.
Todos participaron
en labores de investigación e inteligencia para capturar a la banda de
homicidas que mantenía asolada a la capital, Chilpancingo. Los homicidas
seriales ya están en prisión y solo falta por detener a uno más, confirmó el
vocero en materia de seguridad, Roberto Álvarez Heredia.
La detención de la
banda de asaltantes de Chilpancingo, quizás sirva para que otros muchos jóvenes
reflexionen bien: Que el camino de la delincuencia y el dinero fácil, NO es lo
correcto; que están equivocados aquellos que fácilmente forman pandillas y
bandas que, finalmente, en el “mejor de los casos”, son atrapadas por la
policía, si no es que abatidas. A los cuatro detenidos les podrían aplicar
penas de 50 años de cárcel… Punto.