LECTURA POLÍTICA
Noé
Mondragón Norato
Los hijos políticos de Caín
La noche del 23 de marzo de 1988 fue memorable. Ese
día, el titular del noticiero 24 horas, Jacobo
Zabludovsky, recibió en el estudio a dos personas que aseguraban ser medios hermanos de Cuauhtémoc Cárdenas
Solórzano, quien se perfilaba como el principal rival del candidato
oficial en las elecciones presidenciales de ese año, el priísta Carlos Salinas
de Gortari. Con actas de nacimiento en mano, Arturo Cárdenas Pelayo y Héctor
Luis Cárdenas Ocampo, aseguraron ser hijos de uno
de los ex presidentes más queridos del país, el general Lázaro Cárdenas del
Río. En consecuencia, medios hermanos del ex priísta
y entonces, candidato por el Frente Democrático Nacional (FDN). El hecho desconcertó porque
ambos personajes nunca habían informado de su parentesco y
ahora casualmente y en plena campaña electoral, abrían la emisión de dicho
noticiero para aclararlo. Está inédita intromisión en un noticiero de alto
impacto informativo representó uno de los primeros antecedente de laguerra sucia electoral.
Porque fueron claros en dos puntos en concreto:
refrendaron su filiación al sistema priísta dominante de esa época. Y
lamentaron el uso del nombre de su padre para propósitos electorales. Era
evidente que el PRI estaba desesperado ante
la eventualidad de que Cárdenas Solórzano, ganara la elección
presidencial. Tal y cómo ocurrió. Pero le fue robada en
las urnas tras la famosa “caída del sistema”operada
por el entonces titular de la Secretaría de Gobernación y actual senador de la
república por el Partido del Trabajo (PT), Manuel Bartlett Díaz. La empresa
Televisa y su accionista mayoritario, Emilio Azcárraga Milmo, cumplían así y de
forma eficaz, su papel como “soldados del PRI”,en
palabras del propio finado, Tigre Azcárraga. 28
años después la historia volvió a repetirse en
un tono similar al de 1988. Es decir, el PRI volvió a utilizar la
figura de un hermano de Andrés Manuel López
Obrador, el principal aspirante presidencial y hasta hoy, el mejor personajeposicionado en las encuestas. Y
de ahí se abren las lecturas: 1.- De la nada, Arturo López
Obrador, apareció disintiendo de su hermano AMLO. Le endosó
calificativos que van desde “ególatra, egoísta y tirano”. Y
afirmó que no votará por su consanguíneo –como
eventual candidato delMorena- en la elección presidencial de julio de 2018. Para
aderezar este coctel político, también sentencio que votará en la cercana
elección de gobernador del 5 de junio, por el priísta Héctor Yunes Landa, en
Veracruz. 2.- Ante la debacle de Televisa y la muy poca credibilidad por
parte de sus audiencias cautivas, el PRI optó
por utilizar –a diferencia de 1988- las redes sociales para
emprender una escalada de ataques políticos contra el principal aspirante de la
izquierda a disputar la presidencia del país. Y se entiende: el presidente
tricolor, Enrique Peña Nieto, se ubica en los niveles más bajos de aceptación a
su gestión como primera autoridad del país. Y eso podría medirse para 2018, de
una sola forma y a través de un solo escenario: que el PRI pierda la elección presidencial.
3.- Si este último partido ya confirmó por segunda vez, su fracaso como
opción para gobernar este país, y el PAN también ya tuvo su
oportunidad hasta por dos sexenios, sin hacer la
diferencia. ¿No sería justo ahoradarle la oportunidad a
la izquierda mexicana, la misma a la que el robo de
la elección presidencial arrastra certidumbres y sospechas desde
aquel nefasto año electoral de 1988? ¿Por qué razón el PRI y sus
corifeos repiten el mismo esquema de utilizar a los hermanos
y medios hermanos de los punteros en las
encuestas, para descalificarlos ante la opinión pública, como si
quisieran con ello, trasladar el entorno de lo familiar, al juego abierto de
los intereses del poder público? La bastardía del PRI y sus adláteres políticos, no tienen límites.
HOJEADAS DE
PÁGINAS…Las redes sociales también
mienten. De muestra, un botón: el edil priísta de
Chilpancingo, Marco Antonio Leyva Mena, aparece en una foto de su oficina de
prensa, aparentemente, entregando láminas como apoyo a ciertos habitantes
de una colonia. Pero se trata en realidad, de una manifestación en su contra. Por
las cartulinas que portan los inconformes. Y luego, el gobernador Héctor
Astudillo, se quejade cómo las redes sociales manipulan la realidad.
Tiene a uno de los que lo hacen, en casa.