MEMORÁNDUM


MEMORÁNDUM
Gerardo Ruano Cástulo

*** En su tiempo; en su momento.

El mensaje del Gobernador, Héctor Astudillo Flores, es bastante claro. Es cierto que el escenario político cambia, tras los resultados de las elecciones del primero de julio; pero eso no afecta la responsabilidad que tiene con los Guerrerenses. En pocas palabras, no hay tiempo para perderse en polémicas y lucha estéril. Se impone la cordura. Se impone el diálogo. En su caso, el debate de altura. Pero todo, dentro del marco del respeto a la ley.
No debiera haber espacio para el gandallismo político. Y en especial, en quienes hoy figuran en la escena como ganadores. Los futuros legisladores de morena y su dirigencia estatal harían bien en tomar amlodipino. La metida de pata ya está consumada. Aún no están en funciones y no cuadraba que quisieran llevar ya la agenda legislativa.
Ellos, deberán esperar a que llegue su tiempo y momento. Meterse ahora, es tanto como obrar afuera del retrete. Puro intento de gandallismo político. Y lo peor, manifestación pura de soberbia, mayor cualidad de lucifer; que no aporta en bien del Estado.
En Guerrero, ha habido reconocimiento y respeto al triunfo del efecto Obrador. Nadie les cuestiona su futura asunción; aunque haya muchos casos inmerecidos. Por lo mismo, se impondría la humildad. El llamado a la armonía y el trabajo. A sentar las bases de diálogo entre las distintas fuerzas políticas.
El gandallismo político no ha enviado buena señal. Va en dirección contraria a lo hecho por otros actores políticos y el Gobernador Héctor Astudillo. Inclusive con la presidenta electa de Acapulco, de filiación morenista. Porque ahí si, se ha privilegiado el diálogo. La búsqueda del camino del entendimiento y la futura suma de esfuerzos.
El gandallismo político debiera quedar como una mala jugada en el tablero político. Hay tiempo para retomar las cosas. Para vivir de acuerdo con el tiempo y el momento. No comer ansias. Trabajar, tal vez el autocontrol e incrementar la dosis de amlodipino.
Las elecciones quedaron atrás. Se supone que el hacha de la guerra debiera ser enterrada. No es tiempo de piratas para subir a un barco a la fuerza y fuera de tiempo. En su oportunidad, la futura legislatura deberá vivir su propia experiencia. Sus propios retos y desafíos.
Lo malo, por la exhibición mostrada, sería que la actitud se replicara en la siguiente Legislatura. La confrontación y avasallamiento no serían nada constructivos. Y mucho menos, cuando enfrente hay fuerzas políticas que también deberán llevar sus propuestas para la agenda legislativa.
El caso es, que el mandato ciudadano es un llamado claro al trabajo responsable. A que cada quien cumpla con sus tareas. El Gobernador, Héctor Astudillo Flores, desliza con puntería, en eso nadie le habrá de mover.
Cada quien a lo suyo. En su tiempo. En su momento.
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