LECTURA POLÍTICA


LECTURA POLÍTICA
Noé Mondragón Norato

Elección de miedo

Muy a pesar de que algunos aspirantes del PRI formulen que hay condiciones para realizar una elección en paz, los hechos son tercos y confirman algunas situaciones de riesgo. Las cuales estarían de algún modo, beneficiando a ese partido. Y desalentando el voto ciudadano. Es cuestión de atar algunos cabos recientes para entender que la dinámica electoral escapa progresivamente, a los controles oficiales e institucionales.
ELECCIÓN DE RIESGO.- En los últimos días, se han presentado cuando menos dos eventos preocupantes a tan solo siete días de arribar al proceso electoral del 1 de julio: 1.- En la sierra de Heliodoro Castillo, ocurrió desde el pasado 9 de junio, un enfrentamiento a balazos entre dos grupos de la delincuencia organizada, que se disputan el control de la mina de Carrizalillo. También, el trasiego de droga de la sierra. Ese hecho obligó a la formación de otro grupo de Policías Comunitarios. La alta incidencia y presencia de esos grupos armados, no garantiza que la elección se desarrolle en paz. Incluso, existe la amenaza latente en el sentido de que dichas organizaciones delictivas, se animen eventualmente, a secuestrar las urnas. Y de esa manera, vulnerar la elección. El gobierno estatal ha respondido de una sola forma: asegurando que los recorridos del Ejército y la Policía Estatal, son permanentes por esa región. Pero los hechos lo desmienten cada vez que ocurren nuevos enfrentamientos a balazos. Con su consecuente cuada funesta. La sierra de Heliodoro Castillo y Chichihualco, se convirtieron en un barril de pólvora para el gobernador Héctor Astudillo, quien no encuentra la fórmula adecuada para garantizar en los hechos, una elección en paz y sin el sobresalto de la inseguridad. 2.-Durante la tarde y noche del viernes pasado, la violencia se desató con crudeza en el puerto de Acapulco. Hubo persecución y enfrentamientos a balazos por distintos rumbos, entre grupos delictivos que se disputan la plaza. Algunos muertos y descuartizados aparecieron al día siguiente. También el domingo. Y como último mensaje siniestro, varias coronas de flores fueron dejadas en la sede del PRI municipal la madrugada del sábado. El mensaje era para los hermanos Granda, de acuerdo al contenido de las cartulinas dejadas en el mismo lugar. El hecho abrió la necesaria polémica. “Es inaceptable que intereses oscuros de nuestros adversarios políticos privilegien la violencia electoral y amenacen atentar contra la vida de seres humanos. Lo condenamos en todas sus formas y consideramos inaudito que se utilicen estos actos como estrategia de campaña”, defendió en un boletín de prensa, el dirigente estatal del PRI, Heriberto Huicochea Vázquez. Y el candidato del PRI a la alcaldía, Ricardo Taja Ramírez, lo evaluó como “un acto de intimidación”. Los dos personajes coincidieron en una sola vertiente: el gobierno estatal debía investigar los hechos. Y ese es justamente, el punto más delicado. Porque en Acapulco, la violencia del crimen organizado se tornó macabra costumbre. Y el gobierno estatal escasamente investiga. La Fiscalía General del Estado (FGE) no arroja resultados convincentes. Por ese resquicio, los grupos delictivos podrían animarse a operar a fin de inhibir el voto ciudadano. Meterles miedo a los votantes. Empujar el escenario de las urnas desoladas el próximo domingo. ¿Es eso a lo que aspira el gobernador Héctor Astudillo? ¿Así combatirá la Fepade y el IEPC, las irregularidades que ya comienzan a mostrarse? ¿Qué tipo de elección estaría configurándose para el próximo 1 de julio? Son preguntas que no tienen hasta hoy, ninguna respuesta oficial.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Los comunitarios de Tlacotepec, afirman haber liquidado en un enfrentamiento a balazos el pasado 2 de febrero, al líder Tequilero Reybel Jacobo de Almonte. Incluso, dicen haber rechazado la recompensa de 3 millones de pesos ofrecida por la PGR. ¿Y entonces porque la dependencia federal no se colgó la estrella? ¿Por qué aparece esa información a ocho días de la elección presidencial y local?