LECTURA POLÍTICA
Noé
Mondragón Norato
El
dilema de AMLO
Más allá del efecto López
Obrador, que hizo ganar elecciones a personajes sin trayectoria política ni
partidista en el Morena, la palabra clave será una sola: resultados.
Y el anhelado cambio empujado por las mayorías irritadas con el PRI, durante la
pasada elección del domingo, tendrá ahora sus propios traspiés como
gobierno. Se lee así.
INEXPERIENCIA
DIFERENTE.- Generalmente, los relevos
generacionales en la política –sean del PRI, PAN, PRD y partidos bonsái-
no han servido demasiado al ciudadano en cuando menos dos canchas: el
perfeccionamiento democrático. Y la cultura depredadora de los dineros
públicos. Porque han llegado a reproducir los mismos esquemas
aprendidos en la vieja escuela política tricolor. De ahí se abren las
lecturas: 1.- Los refranes populares condensan que en muchos
casos, los cambios no han sido de gran utilidad para
las mayorías: “quítate tú, para ponerme yo”.
O el consabido: “ellos ya robaron, hay que dejar
que roben otros”. Pareciera justo. Pero no lo es. Porque se juegan
los intereses de miles y hasta millones de personas. No exclusivamente los de
aquellos que acceden al poder por vez primera. Y se les
tolere hurtar los dineros de todos, por esa simple condición.
Entonces, el cambio no serviría de nada, puesto que la acción pública de sustraer
indebidamente los recursos públicos, no se modificaría de fondo. Ocurrió
eso en el sexenio “de la alternancia” que expulsó al PRI de Palacio Nacional,
por parte del panista Vicente Fox Quezada, en la elección del 2 de
julio de 2000. Lo replicó en Guerrero, el ex gobernador perredista,
Zeferino Torreblanca Galindo, quien no le aportó al proceso democrático
en ninguna de sus vertientes. Ni contribuyó decisivamente, a sacar del
atraso a la entidad. Ambos fueron espejismos políticos.
2.- Exigir cambios de fondo y rápidos, es la petición inconclusa de
las mayorías, hacia los gobiernos que las representan. Pero resulta complicado
otorgarlos. Sobre todo, si al poder público acceden no solo neófitos
políticos, sino verdaderos incompetentes ante un mundo
desconocido para ellos. Echan a perder y en algunos casos, aprenden. Pero
no rectifican. De ahí el estancamiento y el círculo vicioso permanente
al que han empujado sistemáticamente a los ciudadanos, todos los
partidos políticos y sus integrantes. Y la historia no miente. Tampoco
los teóricos de la política. El italiano Giovanni Sartori, sostiene al respecto
que: “a cada incremento de democracia, debería
corresponder un incremento de demo-saber. De otro modo, la
democracia se convierte en un sistema de gobierno en el que son los más
incompetentes los que deciden. Es decir, un sistema de gobierno
suicida. Porque si no hay diagnóstico, no hay terapia”. 3.- El
dilema de López Obrador será ese: cómo encauzar exitosamente a su
rebaño en alcaldías, congresos y senadurías, bajo la mística permanente
del ataque a la corrupción en todas sus
vertientes. Y a la vez, en la entrega de resultados, a un
ciudadano en ayuno permanente de ellos. Se advierte que uno de sus primeros
obstáculos, será la resistencia natural de muchos de sus
cuadros políticos que ya ganaron cargos de elección popular, en la consecución de dichos
objetivos. Porque evaluarán que el propio AMLO utilizó ese discurso,
nada más para ganar la presidencia. Y en los hechos, todo seguirá igual. Esa
nociva cultura política no cambiará tan fácilmente. De
hecho, podría desencadenar eventuales rebeliones internas en
el Morena. El desencanto ciudadano –como ocurrió con Fox-,
podría caminar hipotéticamente, por esas sinuosas y contaminadas veredas. AMLO
está obligado a conjurar el escenario. Desde ya.
HOJEADAS DE
PÁGINAS…El que se engalló ante las
críticas del priísta ex gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz y del chiapaneco
César Augusto Santiago, fue el dirigente nacional del PRI, René Juárez
Cisneros. Asumió que no renunciará a su interinato que
concluye en 2019. Y evaluó esas críticas como “carroñeras”. Lo
que sí es cierto, es que René Juárez, nunca pudo regresar al ex candidato
presidencial de su partido, José Antonio Meade, del tercer lugar en
las encuestas. Y esa factura política la debe pagar. Por simples
valores entendidos del poder.