Noé Mondragón Norato
El Reyes Heroles
que le falta a la UAGro
“Los pueblos que no conocen su historia están condenados
a repetirla”, decía George Santayana.
Aunque otros le atribuyen la frase a Carlos Marx. El punto es que en la
Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro), se está repitiendo el pasado. Y
todos los universitarios parecen condenados a padecerlo
grotescamente. Sin que ninguna autoridad federal, estatal e incluso,
los partidos políticos, intervengan. Es como si
aceptaran ex profeso, que está legitimada y
aceptada como una ínsula de poder del rector en
turno. Un señorío feudal con el que nadie se puede meter.
Y entonces, aparecen toda clase de excesos, conductas antidemocráticas
y autoritarismos. Lo peor es que nadie puede con las
decisiones del ese soberano. En pleno siglo XXI. Cuando ya se
creían superadas esas rémoras del poder. Hay que ir por
partes.
UAGro: EL PRI DE
1940.- El primer opositor al
incipiente priísmo de los años 40, se llamó Juan Andrew Almazán, oriundo del
municipio de Olinalá. Era tanta su popularidad, que fue postulado a la elección
presidencial de ese año por tres partidos políticos: el Partido
Revolucionario de Unificación Nacional, el Partido Laborista Mexicano y
hasta cierta militancia del PAN. Una gavilla de al menos 300 matones dirigida
por el cacique potosino, Gonzalo N. Santos, se encargó de aplastarla
opción al cambio. Robaron urnas y mataron a más de
150 almazanistas. Y ganó Manuel Ávila Camacho. Vino el
segundo intento de botar de Palacio Nacional, a ese PRI
autoritario. El movimiento lo encabezó Miguel Enríquez Guzmán, en la
elección de 1952. Se postuló a la presidencia por la Federación
de Partidos del Pueblo de México. Hubo fraude y
manipulación de los resultados, pues los órganos electorales no existían. Y
otra vez, como en 1940, el candidato del PRI, Adolfo Ruiz
Cortines, ganó la elección. Eso mismo está pasando en la UAGro. Se lee
así: 1.- El Consejo Universitario que controla el
rector Javier Saldaña Almazán, creó la Comisión Electoral que
fija reglas y “candados” absurdos e inverosímiles, para
evitar que sus adversarios se registren para la
competencia electoral. Como ocurre ahora con la renovación de las
direcciones en Preparatorias y Facultades. De la nada, dicha Comisión se
sacó de la manga y como requisito, que los aspirantes presenten
una “Carta de Honorabilidad”. Y por el solo hecho de
tener demandada a la UAGro ante la Junta Local de Conciliación
y Arbitraje u otros organismos universitarios, no se les expide. Como
si el propio rector fuera un adalid de la justicia y
expidiera categorías laborales y otros beneficios a los docentes, observando
antigüedades laborales y otros méritos. No amigazgos,
recomendados y compadrazgos. El trabajador
demanda con justa razón a la UAGro, ante la serie de atropellos a
sus derechos laborales. No por gusto. Pero el rector utiliza ese
derecho, para estigmatizar al trabajador. 2.- Saldaña
Almazán, debe afrontar las cosas como son. Es decir, no simular una
elección en la que no habrá competencia. Y sí,
imposición de sus cuates y recomendados. Aquellos que le
garantizan, como en el PRI de los años 40, estabilidad a su gestión. Y
esta aberración al sentido común, solo pasa en Guerrero. La sociedad
mexicana tuvo que esperar 37 años desde 1940,para
que se acabara con el partido hegemónico. Y se abriera paso
al pluripartidismo. Porque fue el ideólogo,
intelectual e historiador Jesús Reyes Heroles, -ex secretario de
Gobernación del presidente José López Portillo- quien impulsó la Reforma
Política de 1977, derivado de la participación en la elección
presidencial de 1976, del sindicalista Valentín Campa, que
obtuvo casi un millón de votos que legalmente, no fueron
reconocidos. Ello abrió pasó a la auténtica participación de otros
partidos políticos en la vida pública. Por eso, en la UAGro, hace falta una
Reforma Política interna como la de 1977. Que le cercene poder al
rector en turno. Y un Jesús Reyes Heroles, que acabe con esa tiranía.
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