José Antonio Lavín
Reyna
"La
imperfección es belleza. La locura es un genio, y es mejor ser absolutamente
ridículo a ser absolutamente aburrido": Marilyn Monroe.
Agua y política
Quien vive en una
comunidad rural o en la sierra, entiende y ejerce el ahorro del agua: no se usa
la regadera (no hay), sólo alcanza para el “baño vaquero”, se ahorra para tomar
y preparar los alimentos, se va al pozo o al arroyo (cuando hay agua) a lavar.
En las ciudades, quien tiene agua todos los días y a toda hora en la llave,
difícilmente entiende lo difícil que es para las personas que solo tienen agua
durante unas horas del día, y mucho menos donde no hay agua y ésta se abastece
con pipas.
Los estudiosos del
agua han señalado la necesidad de “despolitizar” la gestión del recurso, como
una condición necesaria para poder dar un buen servicio de calidad a todos; y
por otra parte, es evidente que el agua es un tema de alta sensibilidad social
y política. Armonizar estos dos planteamientos es un reto para el bien común,
que implica a las autoridades y a los comunicadores.
Es necesario
despolitizar el manejo del agua porque de no hacerlo su carga social y
política, se convierte en una herramienta de control clientelar, manipulación
política y fuente de corrupción económica, que termina afectando la calidad y
el servicio, principalmente a quienes no la tienen y además viven en
condiciones de pobreza.
Es fácil documentar,
la manipulación de “líderes sociales”, autoridades municipales y estatales
hacia los habitantes de colonias sin servicio de agua, pidiéndoles
“cooperación” y “lealtad” política para poder gestionar la conexión, desviando
inversiones a las áreas que requieren mantenimiento y que pagan, aunque sea de
manera irregular, el irregular servicio que reciben.
A nivel nacional,
autoridades de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), y de la Asociación
Nacional de Empresas de Agua y Saneamiento de México A.C. (ANEAS) coinciden en
que es una irresponsabilidad de los gobiernos municipales, caso Guerrero,
no ajustar las tarifas cada año, lo que condena a una potencial quiebra y a la
perniciosa reducción en la calidad del servicio a todo el sistema.
Otro factor que
demuestra lo pernicioso de “politizar” la gestión del agua, son las
exorbitantes prestaciones y carga laboral de los empleados sindicalizados y el
crecimiento de los de confianza, los cuales duplicaron la nómina y el personal
en la presente administración, condenando a la nula inversión en mantenimiento
y en cobertura a las colonias que no cuentan con agua o con suficiente presión.
En esta
región, son la primavera y parte del verano temporadas propicias para
reflexionar sobre temas del agua por varias razones. Las altas temperaturas y
la falta de lluvia detonan un consumo mayor al de todo el año, la gente
necesita mayor hidratación y con muchos esfuerzos se ven obligadas las familias
a tener su cisterna, lo que hace que el sistema tenga que funcionar a marchas
forzadas y vulnerable a que cualquier falla tenga un impacto mucho mayor que en
otra temporada del año.
La gestión
“politizada” beneficia mayormente los intereses, de los que ocupan los cargos
directivos y algunos otros empleados de confianza, y con argumentos de la
cartera vencida, se despachan de la cuchara grande e inventan despachos
externos de cobranza que utilizan los recursos de los propios organismos
operadores y se llevan el 35% de lo “recuperado”.
En Iguala el
problema es simple, no se mide ni cobra el agua que se consume, lo que conlleva
a fallas por la falta de inversión en mantenimiento y el poco que se
realiza es ficticio, puesto que se la pasan reparando los mismos pozos y las
mismas líneas, lo que llena de ganancias a los directivos.
La topografía y
condiciones de suelo y drenaje de la ciudad, hacen que la bendición de la
lluvia, se convierta para muchos en un riesgo por la pérdida de bienes
materiales y causa del deterioro de infraestructura de vivienda, negocios,
además de daños al drenaje sanitario y pavimento por mencionar los más
importantes.
Los problemas del
agua son muchos y variados, y cada autoridad tiene diversas responsabilidades.
“Competir” por ver qué autoridad “resuelve” el problema es también “politizar”
el manejo del agua, hoy más que nunca las autoridades deben coordinarse en aras
del bien común para servir y resolver el problema a los ciudadanos.
Algo Más…
Chimiscolero
proviene del náhuatl 'cemixcolli' que significa “una cucharada o un trago” que
en forma alegórica se puede interpretar como “una probada”, una parte de suceso
(cierto o falso) muy común entre quienes se dedican a comadrear, chismear,
murmurar.
Es una multisilábica
palabra, chimiscolero o lera que tiene una sarta de sinónimos empezando por
chismoso y siguiendo con cizañero, cuentero, correveidile; embrollador,
entrometido, enredador; fisgón, hablador, lioso hasta el común mentiroso...
Ahora que si quiere un prosopopéyico sinónimo tome nota de trapisondista, ya
que una trapisonda es un embrollo o un enredo. Pero yo, al chismoso prefiero
llamarlo chimiscolero.
La palabreja en
cuestión en materia política, se pondrá en acción a partir de este verano, a
través de ella, conoceremos la experiencia que un político es un
político, no importa si es independiente o miembro de un partido. Para ello, se
utilizarán las redes sociales y los medios que, a cambio de un precio, les
garanticen una cobertura positiva, la información de los medios independientes,
será contrarrestada a través de los desmentidos, ya que según ellos, los medios
independientes, son siempre un enemigo.
Pronto los leerá,
los oirá y verá, son los actores que piensan que son los idóneos para
gobernarnos y representarnos, los chimiscoleros de siempre no tardan que
empiecen a promover las maravillas de los que se quieran candidatear.
CCCXXIV.-Pregunta
p’al diablo: ¿Habrá algún valiente que se atreva a denunciar al funcionario de
la comuna que hizo el negocio de su vida, al comprar y revender las lámparas
chinas de mala calidad que colocó personal del propio Ayuntamiento en algunos
postes de la ciudad? Seguramente el encargado de dicho departamento algo
debe saber.
Por ello, todos
quieren ser funcionarios del municipio, que permite hacer negocios con dineros
ajenos, en total impunidad.
Si nuestra primera
autoridad dice que Iguala es segura, pues es segura. Los robos de autos, de
casas habitación, las extorsiones son imaginaciones del pueblo. Tan ideáticos
que somos. Hasta la vista.