Moisés Ocampo Román.
HAPPY BIRTHAY PRD.
28 años de un partido, partido en pedazos. No supieron vivir y ahora
andan sobreviviendo, al grado tal que traen un respirador portátil.
Ha sido la inútil vida de Pito Pérez perrediano. No pudieron consolidar
un partido que nació fuerte y se fue desvaneciendo por sus propios errores.
Pensaron que ser de izquierda era suficiente para salir adelante, y además
fueron sumando gente inestable, corrupta y ratera. Y las incongruencias se
sumaron en una verdadera resta que ahora está en la punta de la quebrada y sin
salvavidas.
Las tribus del PRD se hicieron cotos de poder y de ahí surgen las
grandes peleas, y los cambios hacia la perdición de ese partido político, al
grado tal que ahora ni los Chuchos ni los ADN ni otros mantienen una hegemonía
dentro del partido. Simplemente la división no dio dividendos y parece una
pelea de perros, aunque apenas hace unos días en las exequias de Demetrio
Saldívar, en donde asistieron las fuerzas vivas del perredismo guerrerense, y
se veían juntos, en el mismo dolor, parecían hermanos sinceros, pero seguro
estoy que saliendo de ese lugar las cosas seguirán igual. Y precisamente esas
peleas estériles le han dado poder nuevamente al PRI, convirtiéndose el PRD, a
sus 28 años, en un joven viejo, y además parecen una pierna del PRI después del
malogrado PACTO POR MEXICO que no fue otra cosa que la repartición del botín
por medio de nuevas reformas que vinieron a romper la economía y seguridad de
los mexicanos, y como no hubo ningún fuerza política que se opusiera, sólo
Morena, es pues quien lleva ventaja en las encuestas con AMLO adelante.
Por eso este cumpleaños fue gélido. No hubo fiesta, puesto que no hay
nada qué festejar, cumplir años por cumplir.
Y ahora su única salvación es la alianza con MORENA. Bueno, con Andrés
Manuel López Obrador. Claro, con sus reglas y condiciones, si no quieren
desaparecer.