LECTURA POLÍTICA

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Noé Mondragón Norato

Peña: apostar al Estado de México; Guerrero, perdido
Absurdamente, el presidente priísta del país, Enrique Peña Nieto, volvió a ofertar otro más de sus dislates. Y asumió con desparpajo y en tono triunfalista, que “quienes les digan que vivimos en un país que está en crisis, crisis es seguramente lo que pueden tener en sus mentes”. El problema es que las crisis sociales que le estallan a diario y que el primer mandatario del país no quiere ver, lo van a despertar bruscamente en los próximos meses. Y se convertirán eventualmente, en crisis delpoder para su partido. Nada más es cuestión de esperar que el reloj político tricolor se encuerde, para verificar que dejó de servir. Está descompuesto.
CRISIS NEGADAS.- El presidente Peña Nieto, no alcanza a dimensionar el tamaño de sus continuos errores. Los cuales alcanzan con fuerza a Guerrero. Y se leen así: 1.- Peña Nieto frenó el alza en las gasolinas, en parte por la presión social. Pero sobre todo, por una lógica de poder, pues se aproxima la elección en el Estado de México el próximo 4 de junio. Para el PRI,perder su principal bastión electoral por décadas y una entidad que nunca ha caído en poder de la oposición, significa cuando menos dos cosas: que se encontraría de frente con la derrota anticipada en la elección presidencial de julio de 2018. Y que entonces ya nada detendría al presidente del país para complementar la Reforma Energética. Es decir, el castigo para los votantes abanicaría hacia el aumento gradual al precio de las gasolinas. Y el incremento del capital privado en la industria petrolera. En este carril, Peña Nieto estaría utilizando las Reformas Estructurales para premiar y castigar. No para apostarle en realidad, al desarrollo del país. Y además, el virtual saqueo de las arcas públicas nacionales podría agudizarse con la eventual derrota tricolor en el Estado de México. 2.- Lo que ocurra en la elección de la vecina entidad, impactará en otras entidades del país. Pero sobre todo, en Guerrero, que ya alcanzó el primer lugar nacional como la más violenta. Y como referencia, el PRI y el PAN han perdido las dos últimas elecciones presidenciales –la de 2006 y 2012- frente al peje López Obrador. El punto perturba: ¿Qué tan rentable en términos de poder, podría ser para Peña Nieto, un triunfo de su partido el PRI en Guerrero, cuando es una entidad que se sabe de antemano, perdida? 3.- Lo anterior explicaría de algún modo, las recurrentes fallas en las distintas estrategias de seguridad implementadas por la federación tricolor, a través del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. Y también, la deliberada indolencia y tolerancia en el ataque frontal a los grupos de la delincuencia organizada. Así, el gasolinazo, el inconcluso y manoseado caso de los 43 estudiantes desaparecidos de la normal de Ayotzinapa y la enorme ola de violencia e inseguridad, serían los tres factores clave que incidirían decisivamente, en un resultado electoral adverso para el PRI. Tanto en senadurías como en diputaciones federales. Y hasta en alcaldías y diputaciones locales. 4.- El desempeño de los gobernantes priístas será otro factor importante en los triunfos y las derrotas electorales. En el Estado de México, Eruviel Ávila, no ha podido ni con el crimen ni con la violencia. Y la corrupción permea hondamente su administración. Una eventual derrota tricolor en territorio mexiquense, medirá el fracaso de sus políticas públicas como gobernante. Lo mismo ocurre con el gobernador guerrerense, el priísta Héctor Astudillo Flores, quien ha optado por dejar que los problemas crezcan exponencialmente. Y abierto cancha a los grupos de la delincuencia organizada. Peña Nieto, le apuesta todo su resto al Estado de México. Porque Guerrero, ya está perdido para el PRI.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Heredero de caciques, el titular del Poder Judicial, Robespierre Robles Hurtado, le hace honor a esa denostación. La diputada local del Morena, María de Jesús Cisneros Martínez, lo exhibió así, tras solidarizarse con trabajadores inconformes de ese Poder. Robespierre asume el mando como obediencia, no como deber. Se irrita por las protestas. Como si su desempeño se midiera en términos de eficacia. Y se placea por anticipado y con recursos del Poder Judicial, como aspirante a la alcaldía de Acapulco. Alguien debe bajarlo de su nube.