Abrevando
José
Antonio Lavín Reyna
“Las
buenas intenciones no te dicen nada acerca de las verdaderas consecuencias”:
Thomas Sowell.
La soledad de los que se van.
Reproduzco un
diálogo entre el presidente saliente, Alonso Prida y el tenista Sergio Franco,
personajes centrales de la novela “Los usurpadores” de Jorge Zepeda Patterson
(Planeta, 2016): “Cuando va a concluir tu mandato te das cuenta de que apenas
te has puesto la camisa y que la historia te juzgará por tus calzones. –Aún
queda un año, ¿no? Supongo que eso te da la posibilidad de acomodar muchas
cosas.
-Es un año en el que
uno tiene que nadar de muertito y hacerse pendejo-. Cualquier cosa que intente
la boicoteará la oposición porque no querrá otorgarle una carta de triunfo a mi
partido en las próximas elecciones; todos los candidatos harán su campaña a
partir de los errores reales o inventados que me atribuyan.
Es el año en que el
presidente se convierte en la piñata que todos apalean. Está de la chin...
(...) En política no hay lealtades. En el momento en que designe a mi sucesor
yo me convierto en un estorbo. Cuando él sienta que su campaña ya es
irreversible y no me necesite, comenzará a deslindarse de mí. Si resulta
agradecido simplemente tomará distancia, si resulta un cab... terminará pisoteándome.
Y lo peor es que todos los aduladores que comían de mi mano se volverán en
contra mía pensando que así ganarán los favores del próximo presidente”.
Los populistas dicen
que con los programas sociales combaten la pobreza. Pero esto es falso. Regalar
dinero no es un buen método para combatir la pobreza. La mejor manera de
reducirla es generar inversión y actividad económica para crear empleos
productivos. Los programas sociales producen dependencia. Pero a los políticos
populistas lo que les importa no es combatir la pobreza sino aprovechar a los
pobres para ordeñar su voto.
Estamos ante el retrato preciso del momento de la caída en desgracia de los presidentes mexicanos. El sistema político en nuestro país es obsoleto, no sólo porque está afectado desde sus cimientos por la corrupción, sino porque los mecanismos informales de reproducción no corresponden con los cambios, así sean controlados, que se han venido dando a cuenta gotas durante los últimos años.
Estamos ante el retrato preciso del momento de la caída en desgracia de los presidentes mexicanos. El sistema político en nuestro país es obsoleto, no sólo porque está afectado desde sus cimientos por la corrupción, sino porque los mecanismos informales de reproducción no corresponden con los cambios, así sean controlados, que se han venido dando a cuenta gotas durante los últimos años.
La reflexión del
“presidente Alonso Prida” sigue vigente e incluso alcanza a los gobernadores,
verdaderos señores feudales en sus tierras. Al momento de designar al candidato
de su partido (sea del partido que sea), empiezan a perder el poder y a
quedarse solos
Sin duda alguna en
nuestro país, los expresidentes de la República se han beneficiado de los
arreglos políticos y la corrupción que corroe al sistema y que, de imperar la
ley, debería haber sido juzgados. Pero esas son otras historias. Lo que ya se
vislumbra es la soledad en Palacio.
Actualmente toda la
maquinaria oficial -televisoras de alcance nacional y columnistas pagados de
los diarios nacionales- se dedican acusar de populista a AMLO, sin embargo al
oír las primeras promesas de campaña del candidato seleccionado y escogido por
presidente Peña Nieto a la gubernatura del Estado de México, estamos frente a
un clásico populista ya que empieza su campaña ofreciendo “promesas de
programas sociales”, promesas que muestran la eficacia que han tenido los
programas sociales para ganar elecciones.
Una de ellas la
promesa del candidato oficialista a gobernador del Estado de México, Alfredo
del Mazo, de crear un “salario rosa” para amas de casa. Ya se tenía el seguro
de vida de las mujeres madres solteras, ahora como en los padrones electorales,
las mujeres, son mayoría, se propone “reconocer” el trabajo que hacen en
el hogar las mujeres mexiquenses que se consideran amas de casa.
Ofrecer “programas
sociales” consiste en transferir recursos sin objetivos ni mediciones ni límite
de tiempo. No se trata de sacar adelante a personas de escasos recursos sino de
comprar su voluntad. Mientras los beneficiarios de los subsidios futuros voten
por el partido que los propuso, éstos logran lo que quieren.
En México la clase
política ha desarrollado un perverso esquema de campañas que consiste en usar
dinero público para ofrecer cosas que, de ganar el candidato que las promete,
tendrán que pagarse con recursos públicos.
A eso hay que
agregar que los partidos que detentan el poder y buscan mantenerse en él usan
aún más dinero público para hacer proselitismo.
¿Cuántas amas de
casa hay en el Edomex? Si hay 3.9 millones de mujeres mayores de 15 años de
edad que no trabajan, digamos que sea la mitad. ¿Cuánto le van a pagar a esas
dos millones de mujeres y de dónde va a salir el dinero?. Si reciben mil
pesos mensuales, se necesitarían 24 mil millones de pesos para ese subsidio,
casi 10% del presupuesto estatal. Insisto, ¿quién lo va a pagar?. Y eso que
solo AMLO es populista, es un mal generalizado de la clase política, al fin que
el dinero no sale se sus bolsillos. Pero eso sí, de algún lado tiene que salir
el dinero.
Algo Más…
Los programas
sociales benefician a todos: en primera instancia piso firme, lo cambian y
ahora lo llaman un cuarto más; se inventaron la entrega de estufas
rurales, no funcionaron, ahora comedores comunitarios; entrega de Laptop, ahora
Smartphone personales. Lógicamente en cada compra, los que las realizan se
quedan con un enorme porcentaje. O sea, la pobreza construye nuevos ricos en
base al a corrupción e impunidad, lo mismo sucede con el regalo del
fertilizante, las compras consolidadas de manera directa generan un buen
porcentaje de utilidad a quien las realiza, o sea son programas que no acabaran
con la pobreza, pero generan un buen número de votos cautivos.
Por ejemplo, los
presidentes municipales se promocionan día a día con dichos programas sociales
de carácter federal o estatal, nunca dicen, el dinero no es generado por el
municipio, sino el ciudadano presidente entrego otra obra más. Así que amigo
lector, pregúntese que obra directa a realizado su presidente municipal, en el
caso de mi pueblo, Iguala, NINGUNA.
CCCII.- Insisto:
nuestro alcalde vive en otra ciudad. Por ningún motivo debe armar a los
policías municipales, que de alguna manera estuvieron al menos como
cómplices silenciosos de aquellos que obedecían a la delincuencia organizada.
Mejor debería
preguntarse si los servicios públicos que ofrece a sus ciudadanos se realizan
con eficiencia y eficacia. Y otra cosa, si en las próximas dos semanas regresan
igualtecos por la veneración a Padre Jesús o sus ceremonias, permita el libre
estacionamiento por doquier y amarre a los ladrones del Bulevar y Periférico.
Si no me cree, yo lo llevo en mi auto para que lo compruebe por sus propios
ojos. Herón por la reelección.