Tribuna
Pública
Francisco Javier Copeño Castro
Reglamentos y los comerciantes informales…
Vaya
que la Dirección de Reglamentos que dirige el señor Fernando Gómez Ibarra, es
sumamente complicada, pero no por eso se deben dejar de hacer cosas como el
vigilar que los comerciantes informales no abusen del permiso que se les otorga
para vender sus productos en las aceras de las calles del centro y de las
inmediaciones del Mercado Municipal “Gral. Adrián Castrejón”, es común ver a
toda clase de vendedores informales extenderse como la verdolaga con sus
productos que expenden y claro que tienen derecho de trabajar para llevar el
sustento a sus hogares, aquí lo malo es que le roban un gran espacio al peatón
en las banquetas y a los vehículos en el arroyo vehicular, solapados por
inspectores y agentes corruptos que desobedecen indicaciones de sus superiores.
Aunado a lo anterior, comerciantes establecidos inconscientes, sacan su
mercancía afuera de sus negocios obstruyendo gran parte de las banquetas o la
misma calle con apartados utilizando sillas, bases metálicas entre otros
objetos; basta darse una vuelta por la
calle de Altamirano para cerciorarse de lo que hablamos y a qué nos estamos refiriendo.
En la esquina de Javier Mina y Altamirano, existe una pastelería y del lado de
Mina siempre están apartando lugar en la calle colando artefactos metálicos para
que no la ocupen; y en la otra esquina de enfrente es lo mismo, donde esta una
mueblería también está otro informal que ocupa un gran espacio con la venta de
chácharas. La esquina formada por las calles de Joaquín Baranda y Altamirano,
está peor, ahí existe, vendedores en las cuatros esquinas, uno vende frutas y
hasta ya tiene prácticamente un local, otro vende chácharas y otro más vende
discos; pero un poco antes está un negocio de colchas y almohadas que tiene su
mercancía en el techo arriba de la banqueta y a veces hay que pasar agachado,
pero no conforme con ello también tiene apartada la calle con bancos de
plástico y nadie la ha podido quitar. Y seguimos rumbo al mercado; en la
esquina que forman las calles de Manuel Doblado y Altamirano, está una persona
que ocupa fácil cuatro metros largo por dos de ancho y vende ropa y enfrente
está otro que vende plástico, (manteles y bolsas) a su lado está un
carretillero que se extiende a la ancho con su carretilla y así ocupa más
espacio; y un poco más hacía la calle de Galeana sobre Manuel Doblado está una
persona que ocupa un gran espacio con su mercancía, jaulas y demás artefactos;
y de la mitad de la cuadra de la calle de Altamirano entre Manuel Doblado y
Salazar, ni se diga; vendedores de todo tipo ocupan banquetas y arroyo
vehicular que obstaculizan el libre tránsito de los peatones, carretilleros,
taqueros, vendedores de chácharas, frutas, aguas frescas, ropa, entre otros
productos; pero si eso es en ese lugar, desde Salazar y hasta prácticamente la
Bodega Aurrera existe una gran variedad de vendedores que se apostan en las
banquetas y que aparte de pagar lo que marca el boleto de reglamentos, se
mochan con otra lana para que los inspectores no los molesten, “ya sabemos que
debemos dejar en dinero que nos piden sobre la fruta, para que parezca que
agarran una fruta, cuando en realidad agarran dinero que debemos darles para
que nos dejen trabajar”, dijo un vendedor sobre la calle de Altamirano frente a
la Tienda Milano. Pero donde verdaderamente no solamente abusan ocupando un
espacio considerable, sino que ha habido broncas porque automovilistas pasan a
vuelta de rueda y aun así les pasan atraer su mercancía y se arma la trifulca,
es en la calle del Huerto, señor Fernando Gómez Ibarra, lo invitamos a que se dé
una vuelta por dicha calle, para que vea las condiciones en qué está ocupada y
que sus inspectores no les interesa ordenarlos y tener problemas, porque lo
único que les interesa es cobrar lo de los recibos y su respectiva mochada a
decir de los mismos vendedores. Ojalá que así como le pone empeño el señor
Fernando Gómez Ibarra a la cuestión administrativa, también se dé un tiempo
para verificar personalmente cómo están las cosas por esos rumbos y si ha dado
indicaciones y no las obedecen que tome cartas en el asunto a la voz de ya, porque
desgraciadamente el responsable de lo que suceda en dicha oficina es él y nadie
más. Algo similar sucede en el Mercado Municipal “Gral. Adrián Castrejón”,
donde nos dicen que algunos supervisores reciben dádivas para que no les digan
nada a los informales a parte de los cobros que les hacen con el respectivo
boleto, también dan su mochada para seguir en la anarquía total. Pero ese
asunto merece una mención por separado, porque existe mucho material al
respecto y está interesante lo que va saliendo, nada más con escarbarle
tantito. ¡Hasta la próxima y salud!