LECTURA POLÍTICA
Noé Mondragón Norato
El gobierno totalitario
Los
gobiernos de corte totalitario ponderan dos cosas: la ausencia de
libertades políticas y sociales. Y también su desprecio
a los Derechos Humanos. En esa vía se instala necesariamente, el gobierno
del priista Héctor Astudillo Flores. La forma de operar y el propio estilo
personal de gobernar, así lo estarían refrendando. Basta con ubicar algunos
asuntos recientes para entender a un gobierno que sencillamente, no reacciona con acierto a
los escenarios de recurrentes crisis que lo agobian.
REPRESIÓN POLÍTICA Y
NEGLIGENCIA SOCIAL.- El gobierno estatal reacciona
con prontitud a las presiones de tipo político. Pero descuida la seguridad
pública que exhibe todos los días, su marcada ineficacia para
combatirla. O su deliberada indolencia y complicidad. Hay
hechos que así lo confirman: 1.- El pasado miércoles 10 de agosto
de 2016, el ex edil del municipio de Apango y dirigente del Partido
del Trabajo (PT) en ese municipio, Crisóforo Nava Barrios, fue detenido por
agentes ministeriales bajo el delito de despojo, una denuncia que
fue interpuesta ocho años atrás. Sin
embargo, el punto central de su detención se asoció a que Crisóforo era el mayor oponente a
la gestión de la alcaldesa Felícitas Muñiz Rodríguez, quien arribó a esa
responsabilidad bajo las siglas del partido Movimiento Ciudadano (MC). De ese
conflicto, jaló la circunstancia: Luis Walton Aburto –propietario de
esa organización partidista-, es un aliado político incondicional del
gobernador en turno. Y en aras de darle sustento a ese compromiso
político, Nava Barrios fue encarcelado. Seis
días después fue liberado tras pagar una fianza de 54 mil pesos. Desde
ese momento, las cosas se enfriaron en Apango. La
presión política gubernamental surtió efecto. 2.- El pasado
jueves 24 de marzo la FGE detuvo bajo el cargo de motín, el
dirigente de la Asamblea Popular de los Pueblos de Guerrero (APPG), Nicolás
Chávez Adame. Fue liberado al otro día. De las diferencias políticas entre
Nicolás Chávez y el gobernador Héctor Astudillo, podría entenderse la efímera
detención del primero: en diciembre pasado durante una reunión que ambos
sostuvieron en Casa Guerrero, las cosas no salieron bien. Chávez
Adame pidió la destitución del secretario de educación, José
Luis González de la Vega Otero. Y le dijo al gobernador que su gabinete estaba
infiltrado por la delincuencia organizada. Desde
luego, eso molestó al mandatario estatal quien pidió pruebas de
esto último. Y abandonó molesto, esa reunión. Los trascendidos indican que hubo palabras
ríspidas y altisonantes entre ambos. Por eso se entiende que Chávez
Adame, acudiera días después ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos, para
denunciar amenazas telefónicas contra su familia e incluso, dijo temer
por su vida. Responsabilizó de lo que pudiera ocurrirle al secretario
de Educación, de la Vega Otero; al secretario general de Gobierno, Florencio
Salazar y al propio mandatario estatal. Tanto en el caso Crisóforo Nava, como
en el de Nicolás Chávez, la Justicia y la Ley se movieron con inusual celeridad.
Y eso nada más ocurre en los gobiernos de corte totalitario.
3.- Si la Fiscalía General del Estado (FGE) detuvo muy rápido a
ambos dirigentes sociales, no ha replicado esa misma eficacia en
cuando menos cuatro casos criminales recientes: el
asesinato del periodista calentano Cecilio Pineda Birto; el caso de los ocho
montadores de toros y dos personas más desaparecidos desde el viernes 17 de
febrero; la aparatosa y sangrienta ola de asesinatos sin nombre en el municipio
de Chilapa; y la detención de Reybel Jacobo de Almonte, el líder de la
organización delictiva Los Tequileros. La FGE en estos casos, se
hace la sorda. O de plano, no le interesa resolverlos. Y
así, se confirma el desprecio del actual mandatario estatal a los Derechos
Humanos. Una característica ineludible de los gobiernos totalitarios.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Ofertándose como aspirante “independiente” a la
presidencia del país, el senador Armando Ríos Piter, vino por enésima ocasión, a
curarse en salud. Y a reafirmar sus
inconfesables acuerdos en lo oscurito con el actual presidente
Peña Nieto. Así como lo hizo cuando, encabezando todas las encuestas para el
gobierno de Guerrero, renunció extrañamente a la candidatura
perredista. Y le abrió la cancha al retorno del PRI. Ahora,
busca dividir a la izquierda ante el imparable crecimiento en
las encuestas, del peje López Obrador. Esa parece ser su
intención de fondo.