LECTURA POLÍTICA

LECTURA POLÍTICA
Noé Mondragón Norato

Crisis de seguridad de tres alcaldes

Algunas alcaldías del PRI multiplican la violencia y el crimen. Y no hay poder alguno que los frene. Se contabilizan al menostres de ellas con marcados déficits en la gobernabilidad ciudadana. Porque proyectan no solo vacío de autoridad, sino marcada indolencia para garantizar la seguridad pública a sus gobernados: la de Chilpancingo, la capital; la de Chilapa de Álvarez y la de Iguala. Basta con asomarse a los últimos acontecimientos para entender la pasividad de estos tres alcaldes y su elocuente propensión a la administración exclusiva de sus respectivas comunas. Eso significa que renunciaron desde hace mucho, al control de las mismas. Cediéndolas por simples valores entendidos, al crimen organizado.
ALCALDÍAS TRICOLORES ABANDONADAS.- El fenómeno de la violencia, el crimen y la inseguridad repuntan con cada día que pasa. Y nadie hace nada para contenerlos. El caos y la anarquía dominan y se imponen. Es como si la autoridad no existiera.Hay que ir por partes: 1.- El municipio de Chilapa es emblemático y atípico en lo referente a la penetración del crimen organizado. Su anterior alcalde, el priísta José Francisco García González, fue señalado de pertenecer a la organización delictiva Los Rojos. Luego, el ex candidato a la alcaldía por el PRI, Ulises Fabián Quiroz, fue ejecutado a tiros en los inicios de mayo de 2015. Y las desapariciones forzadas de personas suman más de 150. Sin embargo, y pese a los señalamientos contra el ex edil tricolor, el candidato que entró al relevo por el PRI, Jesús Parra García, ganó la elección. Pero al igual que García González, no ha podido meter orden al desorden. Los 24 muertos acumulados en los últimos siete días, confirman el literal abandono de la alcaldía. Y si el alcalde tricolor no puede, esta tendencia la replican los gobiernos federal y estatal. En detrimento de los sufridos y temerosos habitantes de dicho municipio. 2.- El edil priísta de Chilpancingo, Marco Antonio Leyva Mena, suma –aunque en menor medida que en Chilapa- una larga fila de cadáveres. Acumula más de 65 en lo que va del año. La mayoría, atribuibles a la operación de la delincuencia organizada. A los problemas interminables de la recolección de basura, la ausencia de servicios de agua potable, alumbrado y bacheo de las avenidas principales de la capital, el edil tricolor suma su marcada abulia para atacar el delito y la violencia. Y de esta forma, la capital de la entidad se sume en el caos provocado por la ausencia de una gestión pública eficaz. Y la inseguridad producto del vacío de autoridad. El alcalde recaba gustoso y feliz, los dineros de los contribuyentes. A eso se ha limitado su función. Osadamente, piensa apostarle a su reelección como alcalde. Lo cual se convierte en un disparate. Una broma de muy mal gusto. 3.- El crimen se apodera de nueva cuenta, de la alcaldía de Iguala, gobernada por el priísta Herón Delgado Castañeda. El delito que más ha crecido es el homicidio y la desaparición de personas. Se disparó también, el robo de autos. Pero Herón hace poco caso. Se ampara en el hecho de que son el Ejército y la Policía Federal, los encargados de la seguridad pública en su municipio. Y comodinamente, se encarga de administrar de manera muy sospechosa y oscura, los recursos financieros de esa comuna. En corrillos políticos trasciende que el también ex diputado local, le abona reiteradamente a “su cochinito” con la idea de meterse a la disputa por la diputación federal o local, para la elección de julio de 2018. Pese a sus señalamientos por corrupción en la función pública que lo persiguen desde que fungió como secretario de Salud, en el periodo del ex gobernador René Juárez Cisneros, Herón apela a sobrevivir en la rueda del poder tricolor. Pero al igual que sus adláteres tricolores de Chilapa y Chilpancingo, las crisis de seguridad lo están golpeando. De muy fea manera.

HOJEADAS DE PÁGINAS…Otro de los arrepentidos políticos, es el dirigente estatal del PRI, Heriberto Huicochea Vázquez. Primero, dijo que aceleraría la expulsión tricolor del polémico diputado local calentano, Saúl Beltrán Orozco. Ahora señala que “hasta que terminen los procesos penales podremos hacer la expulsión”. De contradicciones e incongruencias está hecha la política.